Sin mucho cuento

Los relatos que aquí se presentan son de un momento y eso puede simular cierta desconexión. Sin embargo, la periodista y amiga Carmen Morillas, que ha aportado su sabiduría a esta colección, asegura que «los personajes son muy parecidos, siendo cada cual único. Son personajes dañados, sufridores, temerosos, con cuentas que saldar, un poco al borde del ataque de nervios… pero siempre en progreso, evolucionando, cambiando su destino. Así que la esperanza es un punto en común en los relatos, como lo es el lenguaje poético y el sentido del humor. Además, la mayoría te cuentan una historia presente y a partir de ahí van volviendo al pasado y se enriquece notablemente la trama, que dice mucho más de lo que a priori aparentaba».

En ellos puede apreciarse cierta necesidad de huida y un alto componente de realismo que se observa en la mujer atada a un hombre marchito, en aquella otra que no cree en la tierra que la ha visto nacer, está en un amanecer corriendo por un itinerario solitario y lleno de sombras, en el viaje que muestra la sencillez de la vida, en quien despierta a una amiga del pasado para poder diseñar su futuro, en dejarse llevar por el espejismo de un amor adolescente o de telenovela y en querer deshacerse de aquellas facetas propias que te hacen daño y te arrastran. También están en aquellos individuos innombrables con los que te cruzas. Estos relatos son retazos de vidas que no pretenden nada… o sí.